Rafael Calero Palma
A finales de la década de los sesenta, el gran poeta y novelista Charles Bukowski escribió un artículo en su columna Escritos de un viejo indecente para la revista contracultural Open City, en el que aludía a los dos principales candidatos que concurrían a las elecciones presidenciales de los Estados Unidos de 1968: Richard Nixon, aspirante por el Partido Republicano, y Hubert H. Humphrey, el candidato del Partido Demócrata. Entre otras muchas cosas, el viejo Bukowski decía: “Que te den la oportunidad de elegir entre Nixon y Humphrey es como que te den la oportunidad de elegir entre comer mierda caliente y mierda fría.”
Si cambiamos el escenario americano de los últimos años de la década de los sesenta por la España de nuestros días, y los nombres de Richard Nixon y Hurbert H. Humphrey por los de José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, o lo que es lo mismo, el proyecto político del Partido Socialista y el del Partido Popular, resulta que tenemos el mismo menú que anunciaba Bukowski para aquellos Estados Unidos de 1968: plato único. Sólo varía la temperatura: uno se servirá caliente; el otro frío. El problema es, además, que no sabemos muy bien quién es el caliente y quién el frío.
Porque, a día de hoy, ¿quién es capaz de establecer diferencias reales entre los proyectos económicos, políticos y sociales de ambos partidos? La sociedad española está viviendo, durante estas últimas semanas, en un estado de confusión que bordea la paranoia. El partido en el gobierno, el PSOE, de corte socialdemócrata, está llevando a cabo las políticas más reaccionarias y antisociales de todo el continente europeo. A saber: congelación de