Tres accidentes en Garoña en menos de un mes
Greenpeace pide al Gobierno que ordene ya su cierre definitivo en 2009
24 abril 2009
Madrid, España — Dos paradas no programadas, por fallos en las válvulas de seguridad y en el generador principal, y una explosión de un transformador eléctrico, nuevas pruebas de la falta de seguridad de Garoña
Greenpeace considera que los tres nuevos accidentes en menos de un mes en la central nuclear de Garoña (Burgos) demuestran su falta de seguridad. Además de la parada forzosa de anoche (el problema se produjo a las 23:10 según Red Eléctrica Española) debido a un fallo en el generador principal, el pasado 6 de abril se produjo otra parada no programada debido a un mal funcionamiento en una de las válvulas de alivio/seguridad de la central nuclear, un problema que viene de lejos y que nunca no ha sido resuelto satisfactoriamente.
Hay que sumar que el pasado 1 de abril, cuando Garoña procedía a arrancar tras la parada de recarga que hizo en marzo, se produjo una explosión e incendio en un transformador eléctrico de la central. Este suceso se mantuvo en secreto por parte de Nuclenor (la propietaria de Garoña) y se conoció porque Greenpeace y Ecologistas en Acción informaron públicamente de ello unos días más tarde, gracias a las denuncias que les hicieron llegar los vecinos de la zona.
Ante el cúmulo de fallos en la central nuclear de Garoña, conocidos a pesar del los esfuerzos de Nuclenor por ocultarlos, Greenpeace pide al Gobierno socialista, presidido por José Luis Rodríguez Zapatero, que no demore por más tiempo la decisión de cerrar definitivamente la central de Garoña en julio de 2009, cuando acaba su permiso de explotación.
“No hay ningún motivo económico, ni energético, ni medioambiental ni social al que el Gobierno pueda agarrarse para incumplir su compromiso de cerrar inmediatamente y de forma definitiva la obsoleta y peligrosa central nuclear de Garoña”, ha declarado Carlos Bravo, responsable de la campaña Nuclear de Greenpeace.
El PSOE tiene el compromiso de “sustituir de forma gradual la energía nuclear en España por energías seguras, limpias, y menos costosas, cerrando las centrales nucleares (…) potenciando el ahorro y la eficiencia energética y las energías renovables, la generación distribuida y las redes de transporte y distribución local”.
Greenpeace recuerda que la central nuclear de Garoña está totalmente amortizada desde hace años, que su escasa producción eléctrica está sobradamente compensada por el incremento anual de la electricidad renovable, que es una instalación obsoleta (fue inaugurada en 1971), aquejada de graves problemas de seguridad (serios problemas de agrietamiento por corrosión), y que el rechazo social que genera es manifiesto.
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