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Asamblea Izquierda Unida de Candelario

El Vaticano ha incrementado el listado de pecados

El Vaticano ha incrementado el listado de pecados

Ayer mientras volvía de una sesión de tortura en el dentista, escuché una noticia de la que hoy se hacían eco todos los medios de comunicación: el Vaticano ha incrementado el listado de pecados.


A partir de ahora quienes, entre otras cosas, sean ostensiblemente ricos, vayan en contra los derechos fundamentales de las personas o atenten contra el medio ambiente, estarán en pecado mortal ¿estarán en pecado mortal los dentistas?


Lo que no aclaraba la noticia es donde está el límite para ser ostensiblemente rico, o si los que dan parte de sus beneficios a obras de caridad o fundaciones, tienen bula y pueden seguir siendo ostensiblemente ricos sin estar en peligro de ir a hacer compañía a Pedro Botero.


Tampoco aclara si las riquezas de la Iglesia supondrán la condenación al fuego eterno de sus gestores o por el contrario, quien hace la ley hace la trampa, y sus acciones están exentas de pecado ya que están destinadas a un buen fin. Y los obispos, obscenamente ricos, ¿estarán en pecado mortal, o por ser de la casa están exentos de las penas que el resto de los mortales, tienen sobre sus cabezas?


Otra cosa son la defensa de los derechos fundamentales, aquí si que hay grandes pecadores. Lo es George Bush, gran defensor de la tortura en los interrogatorios. Lo son los dirigentes israelitas que masacran a los palestinos. Lo son los empresarios trogloditas que atentan contra la salud y la seguridad de sus trabajadores. Lo son los obispos que atentan contra la libertad sexual de las personas. Cuan de larga es la lista de los que atentan contra los derechos fundamentales de las personas.


Y que decir de los que atentan contra el medio ambiente. El infierno se llenará de pirómanos, de patronos que contaminan el mar, de los empresarios que esquilman los caladeros y los bosques, y de aquellos que echan al aire, a los ríos o al mar los desechos de sus empresas.


Pero no hay que preocuparse, que todo esto no es más que una campaña de marketing. El Vaticano ha detectado que cada día el personal se confiesa menos; y que mejor que meter miedo a los feligreses para que los confesionarios tengan largas colas. La confesión es la solución. Se puede ser un gran pecador y no ir derechito a las calderas de Pedro Botero, solo es necesario confesarse, hacer la penitencia y vuelta a empezar.


La Iglesia aprieta pero no ahoga, sobre todo con estos nuevos pecados mortales que solo los pueden cometer, generalmente, los poderosos económicos o políticos.


Salud, República y Socialismo.
Antonio Rodriguez

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