Hoy se celebra en casi todo el mundo el Día internacional de los trabajadores o Día internacional del trabajo o Primero de mayo, en honor a los mártires de Chicago, sindicalistas anarquistas, que fueron ajusticiados en Estados Unidos por su participación en las jornadas de lucha por la consecución de la jornada laboral de ocho horas que tuvieron su origen en la huelga iniciada el 1 de mayo de 1886 y su punto álgido tres días más tarde, el 4 de mayo, en la Revuelta de Haymarket en Chicago.
En España los sindicatos mayoritarios lo hacen bajo el lema de “Es el momento de la igualdad, el salario digno y la inversión productiva”, debido a la situación de crisis económica en que nos encontramos. Pero no quiero hablar de este 30 aniversario del 1º de mayo en libertad en España, quiero hacerlo de una conmemoración que está pasando desapercibida totalmente.
Hace 30 años, durante todo 1978, se celebraron en la mayoría de las empresas españolas las primeras elecciones sindicales democráticas. Unas elecciones que al igual que las elecciones políticas costaron mucho esfuerzo conseguir. Un proceso que había comenzado tres años antes con la decisión de las entonces ilegales Comisiones Obreras de participar en las elecciones sindicales para renovar los enlaces sindicales y los Jurados Únicos de Empresa.
CC.OO., en aquellos momentos, entendió que la mejor forma de destruir el sindicalismo vertical de entonces era hacerlo desde dentro y para ello era necesario conseguir que una gran mayoría de hombres y mujeres fueran elegidos enlaces sindicales en aquellas elecciones de junio de 1975. Y para ello se organizaron las Candidatura Unitarias y Democráticas, que englobaban a las personas más prestigiadas y luchadoras de cada empresa, muchas de ellas miembros del también ilegal P.C.E. Y aunque no fuera un abrumadora v