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Activistas de Greenpeace bloquean la entrada a la central nuclear de Garoña

Greenpeace pretende llamar la atención para volver a exigir al gobierno de Zapatero que cumpla su compromiso de cerrar las centrales nucleares.

 

Unos 60 activistas de Greenpeace han bloqueado esta mañana la entrada de la central nuclear de Garoña (Burgos) -inaugurada en 1971 por Franco- para exigir al Gobierno "el complimiento de su compromiso de cierre de las centrales nucleares" y la "clausura inmediata" de la central.

La Guardia Civil ha procedido al desalojo y detención de una treintena de activistas de Greenpeace. Desde la empresa Antonio Cornadó, director de comunicaciones de Nuclenor, aseguró que Garoña opera con "total normalidad" desde el punto de vista operativo y de seguridad.

Por su parte la subdelegada del Gobierno, Berta Tricio, argumentó que se trataba de una concentración "no autorizada y no comunicada a la Subdelegación" que se desarrolla de manera pacífica y que no ha afectado al funcionamiento de la planta.

El responsable de la campaña de Greenpeace, Carlos Bravo, manifestó que la intención de esta convocatoria es volver a exigir al gobierno de Zapatero que cumpla su compromiso de cerrar las centrales nucleares, tal y como se comprometió el Partido Socialista en las elecciones generales.

 

Preparados para resistir 

Según  la organización ecologista, a las 6.00 horas, los activistas han instalado un contenedor en la entrada principal de la central. En su interior se encontraban una decena de activistas de la campaña “Yo soy antinuclear”, "preparados para resistir y equipados para transmitir su experiencia antinuclear a la sociedad, así como recordar la inviabilidad de la energía nuclear", señala la organización.

 

Los activistas han instalado un contenedor en la entrada principal de la central.

Al mismo tiempo, otro grupo de activistas se ha encadenado a la puerta de la central nuclear, con pancartas con el lema: ’Garoña, cierre ya’.

La acción de "protesta pacífica" de Greenpeace se enmarca dentro de la campaña ’Yo soy antinuclear’ y persigue recordar a la opinión pública el compromiso electoral del PSOE de "sustituir de forma gradual la energía nuclear en España por energías seguras, limpias, y menos costosas, cerrando las centrales nucleares".

El director ejecutivo de Greenpeace, Juan López de Uralde, ha señalado que “ es hora de que el Gobierno socialista cumpla su compromiso de cerrar Garoña y las demás centrales nucleares”. "El presidente Zapatero cometería un grave error si decide darle la espalda a la mayoría antinuclear de la ciudadanía", agrega en un comunicado de la organización.

 

Los compromisos del Gobierno

 

En su programa electoral, el PSOE aseguraba que mantendría “el compromiso de sustitución gradual de la energía nuclear por energías seguras, limpias y menos costosas, cerrando las centrales nucleares de forma ordenada en el tiempo al final de su vida útil”. El propio presidente, José Luís Rodríguez Zapatero, se comprometió en 2006 a presentar un calendario de cierre antes del fin de la anterior legislatura.

El anuncio se quedó en pirotecnia electoral y el plan nunca se publicó porque, como señalan fuentes del Ministerio de Industria, “desde entonces ha llovido mucho”.

 

Central amortizada

 

Greenpeace denuncia que es "una central nuclear obsoleta, aquejada de graves problemas de seguridad"

 

Según Greenpeace, Garoña está "totalmente amortizada desde hace años" y es "una central nuclear obsoleta, aquejada de graves problemas de seguridad". Su permiso de explotación termina en julio de 2009, pero la compañía propietaria Nuclenor ha pedido una prórroga de otros 10 años para la central.

"No hay ningún motivo económico, ni energético, ni medioambiental ni social al que el Gobierno pueda agarrarse para incumplir su compromiso de cerrar Garoña y las demás nucleares", declara Carlos Bravo, responsable de la campaña de energía nuclear de Greenpeace. "Garoña está más que amortizada, su escasa producción eléctrica está sobradamente compensada por el incremento anual de la electricidad renovable, tiene serios problemas de agrietamiento por corrosión, y el rechazo social que genera es manifiesto", agrega.

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