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Asamblea Izquierda Unida de Candelario

2.008 y el desencanto

29 Diciembre 2008

Resulta verdaderamente difícil ser optimista al hacer balance del 2008 cuando aun atruenan sobre los oídos las bombas que han dejado más de mil heridos y casi 300 muertos -civiles- en Gaza por culpa de un atentado terrorista cometido por un Estado nazionalsionista como el de Israel. Sí, hay muchos terrorismos, y el de Estado es tanto o más repugnante que el resto, aunque siempre haya alguien dispuesto a justificarlo.

Para muchos, 2008 es el año de Obama. La esperanza del cambio en una sociedad enferma. No soy un agorero, incapaz de ver el lado positivo a las buenas noticias. Pero al margen de que el cambio era urgente, y de que la elección de una persona negra como Presidente de EEUU es un acontecimiento, todo está por demostrar. Guantánamo es uno de los muchos retos, y veremos si se cierra, o se le traslada a Europa el problema.

El año 2008 será recordado por muchos como “el año de la crisis”, los expedientes de regulación de empleo, los despidos simulados como “fin de obra”, la subida de la luz (para que la crisis no la paguen las eléctricas), del TRD (mientras se rebaja el AVE), la congelación de los salarios de quienes siempre han tirado del carro. Dicen algunos que desde el 29 (del siglo pasado) el capitalismo no lo había pasado peor. Mucho me temo, viendo la cuenta de resultados de empresas “en quiebra” (por falta de liquidez) que una cosa es que el actual modelo productivo esté colapsado y otra bien diferente que haya llegado la hora de los parias. Cuando los cantos de sirena nos acercan al precipicio, el Estado siempre sale al socorro: en forma de rebaja fiscal a la banca, a modo de auxilio a sectores industriales que chantajean al primer mundo con la misma facilidad con la que esquilman al tercero, o con entrega de cheque electoral para incentivar el consumo, echando por tierra cualquier atisbo de política socialdemócrata.

En España impera el desencanto. Sobre todo en quienes depositaron su confianza en Zapatero, tratando de evitar que ganara la derecha. Ahora se preguntan si mereció la pena votar a un partido que ocultó vuelos con destino a Guantánamo, que abrazó la pancarta contra el “decretazo” con el mismo fervor con el que votó en Europa la Directiva de Retorno o se asbstuvieron ante las 65 horas de jornada laboral; a un partido incapaz de entender las relaciones Estado-Iglesia, que delega en las Comunidades Autónomas la responsabilidad de abrir las fosas o lo que es lo mismo, que sigue sin hacer frente a la ignominia que supone el olvido de las víctimas.

En Castilla y León las noticias no son halagüeñas. Dónde más falta hace una opisición contudente, la revisión del talante de ZP nos ha deparado la sumisión presupuestaria al PP allí donde gobierna. Juan Vicente dispone, y Óscar López mira para otro lado.

En Salamanca, Pablos centra su tiempo con Miguel Alejo y el diputado ausente, en inaugurar por kilómetros las autovías. Tan cerca de lo que un día criticaron, y tan lejos de cumplir sus promesas. Cierro los ojos y veo a Lanzarote, Bermúdez de Castro y las huestes peperas.

A quienes nada esperábamos del PSOE no nos invade el desencanto sino la resignación. Pero como diría Gramsci, “frente al pesimismo de la razón, el optimismo de la voluntad”. Feliz 2009.

Extraído de http://www.gorkaesparza.com

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