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Asamblea Izquierda Unida de Candelario

Eutanasia: miedo a cambiar

Eutanasia: miedo a cambiar

Todo el mundo parece tener miedo a cambiar. Siempre pensamos que las cosas pueden empeorar y ante tal hecho decidimos aquello de “virgencita, virgencita que me quede como estoy”. Y esto que parece conservador, no lo es tanto. También los llamados progresistas que dicen abanderar los cambios sociales o al menos lo intentan caen ante tal efecto cuando saben que su decisión es determinante.

Como si la vida no pudiera mejorar y sí empeorar, actuamos con un conservadurismo propio de carcas. Así sabemos que ante una elecciones –está estudiado por sociólogos--, haga lo que haga, quien detenta el poder se lleva la mayoría de los votos indecisos. Ante la indecisión prima quedarse en la situación actual más que correr riesgos que la hagan cambiar, aunque pudiera ser para mejor.

Esto lo saben muy bien los partidos políticos importantes, cómo no, que tienen a sociólogos y politólogos diciéndoles cómo actuar en cada momento. Y en efecto, esto es lo que hace que, salvo imprevistos contundentes de última hora –como ocurrió en las elecciones de 2004, cuando el PP mintió e intentó esconder la autoría del 11-M)— los resultados de las encuestas se consolidan y aumentan a favor del partido que está en el gobierno.

Todo esto condiciona, como no podía ser de otra manera, a los grandes partidos, a esos que juegan a ganador y, como tales, son capaces de saltarse sus principios o sus programas electorales con tal de no provocar cambios profundos que hagan tambalearse a los que el cambio siempre les produce incertidumbre y creen que son riesgos innecesarios.

De esta forma se explica que, durante el periodo de gobierno, hechos tan vitales e importantes para un partido de izquierda se queden en el tintero del programa electoral y no salgan ni tan siquiera a debate. Todo por miedo al cambio social que pueden producir y a los enemigos acérrimos de esos cambios. Es lo que tiene un partido que tiene que ganar también con votos conservadores. Esto es lo que explica que el aborto no se tocara y que la eutanasia pasara desapercibida durante la legislatura anterior. El PSOE tenía miedo a la Iglesia y a los votos que ésta le podía quitar si tocaba alguno de los dos temas. Por cierto, estaba previsto cambiar ambos asuntos en el programa electoral de 2004 del partido socialista.

Del aborto ya he hablado en otras ocasiones y demuestra que el poder político tiene miedo a la reacción de la Iglesia y de algunos de sus votantes, instigados por ella. De la eutanasia quiero hablar cuando el tema ha salido a primera página por el caso de la francesa Chantal Sébire. Pues bien, el PSOE rehuye hablar del tema. Tampoco lo ha puesto en el programa electoral. Se ve que no toca.

Lo siento, no puedo entender que gente llamada progresista, incluidos militantes socialistas, callen ante situaciones como las que se presentan aquí y que desgraciadamente volverán a ocurrir. Que la eutanasia, o sea el derecho a elegir no sufrir cuando la enfermedad es irreversible, no sea un asunto de primer orden no deja de ser una omisión cómplice del fanatismo de los que intentan anteponer una vida desgraciada e insufrible a un descanso merecido y deseado.

Mientras que el cambio dé miedo y los principios queden supeditados a los votos, la cobardía quedará amparada por la reacción de los enemigos políticos. O sea que aquí, ante ciertos cambios profundos lo mejor es unirse, aunque sea con ellos. Al fin y al cabo, lo importante es ganar elecciones, que luego ya iremos haciendo algún cambio, si podemos claro.

Salud y República

Publicado por RGAlmazán

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